Para la mayoría de la gente, poseer y utilizar una muñeca sexual es una simple cuestión de hacer algo por placer sexual. Pero hay muchas cosas que ocurren entre bastidores, y entran en juego muchos aspectos psicológicos. Algunas son sencillas, otras mucho más complejas. Poseer una muñeca sexual no es un acto trivial. ¿Qué hay detrás de este acto y qué pensar de él? Averigüémoslo juntos.
¿Por qué nos gustan las muñecas sexuales?
Así que, básicamente, el uso de una muñeca sexual te proporciona placer sexual. Esto significa que la verdadera pregunta es: ¿por qué le gusta el sexo a la gente? A diferencia de muchos otros animales de la Tierra, los humanos tienen relaciones sexuales por placer, no sólo para reproducirse.
Esto es algo muy singular y se debe en gran medida a nuestra química cerebral. Esencialmente, durante el sexo, encendemos todas las diferentes áreas del cerebro como un árbol de Navidad. No ocurre todo de una vez, y cuanto más te acercas al orgasmo, más zonas se activan.
Cuando llegas al orgasmo, todo se activa y un torrente de dopamina llega al cerebro. La dopamina te hace sentir bien, y la reacción química es similar a la que tienes cuando comes chocolate, fumas cigarrillos o tomas drogas.
Después del orgasmo, tu cerebro tarda un poco en enfriarse. Esto es lo que te da los músculos relajados y la sensación de frescura que tienes después del sexo. Hacer esto con una muñeca sexual no es diferente de hacerlo con una persona real, pero es más fácil.
Con una muñeca sexual, sólo tienes que tener ganas, y puedes hacerlo cuando quieras. Ni siquiera tienes que tener una relación. Con todas estas emociones disponibles a la carta, ¿a quién no le gustan las muñecas sexuales?
Efectos negativos asociados a las muñecas sexuales:
Si te planteas utilizar muñecas sexuales a largo plazo, también puedes experimentar consecuencias psicológicas. Algunos aspectos de la utilización de muñecos sexuales no son iguales a tener sexo con una persona real.
Como no hay nadie más implicado, eres libre de explorar algunas de tus fantasías más íntimas y oscuras sin miedo a la vergüenza o al rechazo. Para muchas personas, esto implica simplemente posiciones sexuales extrañas, fetiches algo más inusuales o simplemente probar cosas nuevas. Esto es perfectamente inofensivo, y en algunos casos incluso saludable. Pero el problema comienza cuando las fantasías se vuelven aún más oscuras.
Uno de los ámbitos en los que esto ocurre es el del consentimiento. Al ser sólo un objeto, no necesitas pedir permiso para probar las nuevas ideas que te vienen a la cabeza. Cuanto más tiempo pases probando estas cosas con tus muñecas, más normal te parecerá todo. Para la mayoría de la gente esto nunca será realmente un problema, pero en algunos casos puede tener un efecto en la forma de interactuar con otras personas reales.
Las muñecas sexuales evolucionan constantemente. Dentro de poco, es posible que tengamos acceso a robots sexuales totalmente funcionales que puedan interactuar con nosotros en una réplica de la interacción con una persona real. Cuando esto ocurre, la cuestión del consentimiento se complica aún más. Cuando la muñeca sexual puede caminar, hablar y pensar por sí misma, ¿es necesario pedirle su consentimiento?
Al fin y al cabo, sigue siendo un objeto creado para nuestro placer. Algunos muñecos ya tienen inteligencia artificial y están programados con personalidades para interactuar contigo. En algunos casos, los muñecos están programados para estar un poco menos contentos con tus avances.
Además de todas las cuestiones consensuadas existentes, ahora añadimos a la ecuación las cuestiones de fomento de la violación o el abuso y las cosas se vuelven cada vez más complejas. Por supuesto, estas acciones nunca pueden ser aprobadas, pero algunos podrían argumentar que el hecho de que le ocurra a una muñeca podría ser algo mejor para la sociedad.
La soledad y mi muñeca sexual:
Otro aspecto de tu cerebro que puede afectar una muñeca sexual es la soledad. A veces puede verse como algo positivo y negativo. Para las personas que ya se sienten solas, una muñeca sexual puede ser una gran ayuda.
Dondequiera que venga el vacío, puedes llenarlo con una muñeca sexual que no sólo sirva para la masturbación, sino también para la compañía. Por otro lado, tener un acceso tan fácil a muchos aspectos de una relación humana en la comodidad de tu propia casa podría tener un efecto negativo.
Puede animarte a encerrarte aún más en tu propia soledad y a pasar aún menos tiempo con personas reales y más con tu muñeca.
Sea cual sea el aspecto psicológico de poseer una muñeca sexual, siempre habrá algún matiz en la situación. Algunas cosas son más positivas, otras más negativas. Ni siquiera los psicólogos se ponen de acuerdo sobre si las muñecas sexuales cada vez más realistas serán algo bueno o malo para la sociedad.
Sin embargo, desde un punto de vista individual, lo más importante es disfrutar de tu muñeca sexual de la forma más saludable posible. Como casi todo en la vida, la clave es la moderación. Intenta no exagerar con tu muñeca sexual y evita cualquier efecto negativo. Si alguna vez sientes que es demasiado, no dudes en decírselo a alguien.